domingo, 11 de diciembre de 2011

Cariño,¿Me pelas el plátano?

Querido diario





Quiero hacer público manifiesto: "Estoy hasta los ovarios de la falocrácia"

Nací mujer y estoy encantada de ello. Crecí en un mundo en el que ser mujer era un handicap y una pesadez. Nací mujer única hermana, la primera, la mayor,  en una familia de cinco hermanos. Luché desde pequeñita para que mi hermano el segundo, el que va detrás de mi, entendiera que eso de ser "hereu" era historia (tampoco había mucho que heredar). Que la mesa se recogía entre todos y que si había que levantarse a por agua todos la teníamos igual de lejos. Que ninguno de los cinco hermanos teníamos mas derechos que otro y si las mismas obligaciones. Creo que yo no conseguí mucho. Lo hicieron luego sus mujeres, mas listas o mas fuertes que yo.



Estudié una carrera -después de un intento frustado de otra- donde las féminas ganábamos en número, pero las "jefaturas" eran siempre para los pocos compañeros varones. Me especialicé después de dos duros años mas de formación -en los que a la vez me embarazaba y paria a mi primera hija-  en algo plenamente femenino. Mujer para cosas de mujeres. Matrona. Y aún ahí tuve que luchar con los varones -señores doctores- pretendiendo saber mas que nosotras de nuestros sentimientos en momentos especiales (siempre hubo excepciones).



Asumí la responsabilidad de un departamento siempre dirigido por licenciados y varones, sin ser ninguna de las dos cosas. Creo que demuestro día a día mi capacidad.


Conduzco todos los días desde que tengo 22 años. Aunque saqué el carné a los 18, a mi padre  - una persona maravillosa, al que adoro, pero educado en una cultura falocrática- no le pareció oportuno dejarme las llaves de su choche. Cosa que si hizo con mis hermanos varones. (papá, hace muchos años que te lo perdoné, no te preocupes)


Casi a diario tengo que soportar los comentarios socarrones y prepotentes de varones, que sin saber hacer la "o" con un canuto, dan por sentada la supremacía del macho. De él sobre mi. ¡Ja !


Y últimamente me sorprenden noticias -la verdad a mis cincuenta no se por qué-  llegadas de otros mundos en los que se cuestiona la recta vida de una mujer si conduce o pela plátanos.
Esta  última, repetida en los muros de las redes sociales, ha terminado de reventar mi paciencia femenina:


www.europapress.es



Solo mentes calenturientas embriagadas de testosterona son capaces de pensar así
"...mantiene que las mujeres que quieran comer plátanos y pepinos tienen que solicitar la ayuda de un hombre cercano, como su marido o su padre, para que se encargue de cortarlos antes de servirlos en el plato."

Patético..."Cariño me pelas el plátano ??...es que no se, si lo hago yo,  igual...umm...ahhhhhhh...ufff"

Aunque bien pensado, será el momento apropiado para que estos "clérigos" y otros tantos machos que opinan y aconsejan, entren en la cocina a preparar 
-pepino (ohhhh) 
-calabacines (Mmmmmm) 
-zanahorias (oh my God !!!) 
-salchichas, chorizos, morcilllas (ohhhh, no more please, ahhhhhhhhhhhh)

Que estupidez.

Si las mujeres tuviéramos la cabeza tan caliente (que a veces la tenemos) tendríamos que retirar tantas cosas de la circulación......los varones a lo largo de la historia se han encargado de dejar símbolos fálicos a diestro y siniestro.....


Hasta el moño de la falocracia !!!!



C/ Montserrat, 13. Madrid

Pdpz



"Escribimos como somos. Somos como vivimos. Vivimos como sentimos. Escribe lo que sientas y no sientas por lo que escribas"

4 comentarios:

  1. no mas agresiones hacia las mujeres.
    a mi me gustan,ni sumisas ni devotas y siempre lindas libres y locas.
    ( EK )

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  2. Ni delante ni detrás, EK, al lado !!!

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  3. Cuanta razón, pero ahí los tienes. Con todas las posibilidades y poca cabeza (por decir alguna). Con mucho futuro (por desgracia)y ninguna neurona.Protegidos por un machismo excluyente, que desgraciadamente les reviste de un poder que asusta. Mujeres como vosotras y hombres como nosotros tenemos la obligación y el compromiso de cambiar esa situación tan injusta...¿cómo?...con nuestra actitud.
    J.

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