Otro Vals

Al vagar lento y moderadamente melancólico entre las callejuelas, le sale al encuentro un acordeón. Un vals. Una pareja se para, se mira, se besa y baila en la calle. Ajenos a los cuerpos que les esquivan, se aman en cada suave vuelta. 

Me paro en el cruce de calles. Escucho y disfruto de esa felicidad ajena. No ven que les miro casi de reojo. No ven nada. Solo ven su mirada en la mirada del otro. Cuatro vueltas más. Sonríen. Se abrazan y siguen el camino. Pero yo no me muevo porque ya no estoy allí. Con los ojos abiertos estoy disfrutando de un viaje en la memoria. En otro momento y otro lugar soy yo la que detengo el paso debajo de un arco de muralla inundado por el sonido de otro acordeón. Y bailo arrastrándole en un tímido vals apenas marcado con los pies.

Las ocho campanadas del reloj de una iglesia a mi espalda me sacan del ensueño y me invitan a sentarme en la terraza de la plaza a seguir escuchando. No llueve. Es raro. Pero el viento norte hace que me suba los cuellos de la gabardina. No es frío. Solo ganas de notar que algo cálido rodea mi cuello.

- Una cerveza, por favor

Y mientras, otro vals sigue sonando ........

• Baila pequeña, baila...disfruta. Cierra los ojos y vuela.
• Ya lo hago Umut. Giro y giro y giro......

"Escribimos como somos. Somos como vivimos. Vivimos como sentimos. Escribe lo que sientas y no sientas por lo que escribas"