martes, 20 de septiembre de 2016

"El cementerio de los sueños muertos"

En algún lugar debe de haber un cementerio para los sueños muertos. Para los sueños asesinados, los rotos sin remedio, los sueños carbonizados. Debe ser un bonito cementerio de césped verde y praderas enormes, o a lo mejor es un cementerio de lápidas viejas y enmohecidas, con las letras casi borradas y árboles sombríos, con musgo, hiedra y verjas de hierro oxidado. Los sueños muertos no se merecen menos, porque durante el tiempo que vivieron en sus dueños les hicieron felices, les llenaron de esperanza, les dieron luz. Aunque después mueran, algunos de muerte natural y otros víctimas de locos sin solución, de malnacidos sin escrúpulos o de la crueldad inconsciente; pero antes han sido sueños que latían, respiraban, reían, lloraban, nacían.........y mueren, dejando un agujero enorme como una galaxia en el corazón de sus dueños, de sus soñadores. Un espacio complicado de rellenar, o quizás lo mejor sea no intentarlo, porque cada sueño se hizo su hueco, y precisa su recuerdo compasivo. Porque no llegó a ser, pero vivió.


Los sueños más difíciles de ver desaparecer son los que vienen envueltos en papel de regalo, primorosamente envueltos en celofán y lazos de colores. Pareciera que son los que están más cerca de convertirse en realidad, de llegar a dejar de ser sueños y pasar a ser sofá, puerta, cama, albornoz, taza de café, tetera, mañanas, noches. Esos sueños que te vienen de fuera preparados para nacer en cualquier instante, pero que, cuando abres la caja y quitas las cintas y miras dentro, ves que no hay nada, y que has guardado la caja sin abrir durante un tiempo creyendo que contenía el sueño más perfecto y más precioso de tu vida; pero la caja está llena de nada, y las manos que te lo trajeron no tenían nada, y la estantería donde lo pusiste para verlo cada día mientras llegaba el momento de abrirlo, tampoco tiene nada encima. Ver desaparecer los sueños que no existían, los sueños vacíos que te regalaron, es ver deshacerse una parte de tí. Sin remedio, además. Por eso debe haber en alguna parte un cementerio de sueños muertos, rotos o asesinados, para poder llevarles flores e ir los días señalados y los de Difuntos. Para enterrarlos con ceremonia y lutos negros, y coronas y ataúdes de buena madera.
Para que puedan nacer nuevos sueños ha de haber un cementerio de sueños muertos, asesinados o rotos. Para poder llorarlos. Y después del llanto, seguir caminando.

Pon.
(María Luisa Pérez Cobo)


"Escribimos como somos. Somos como vivimos. Vivimos como sentimos. Escribe lo que sientas y no sientas por lo que escribas"