Marie está oculta entre sus tareas, recogiendo su casa, preparando sopa, preguntándose porqué aún no ha llegado el recibo del seguro, "los niños salen antes, no me va a dar tiempo..."
Se sienta, está agotada, quizá un poco de música pueda anestesiar este dolor de espalda, sí una aspirina también y un poco de Bach, el cello hace que su corazón tenga un poco de tiempo para soñar.
Marie camina ahora por el Pont Neuf y el viento que revuelve su pelo le golpea con fuerza en las mejillas. Al fondo, en el Teurry, una copa de vino espera con impaciencia unos labios que enjuguen su sed. Henry empieza a desesperar, "Marie está tardando mucho, quizá esta tarde tampoco pueda venir. No puedo más, cinco minutos y la llamo".
Los pasos son cada vez más ligeros, casi corren de impaciencia, hoy sí puede ser, el mundo está esperándola.
Sonrisas al tiempo, un beso suave, despacio."
Ven, vámonos".
De la mano caminan a orillas del Sena hasta Notre Dame otra vez, como cada jueves, para sentarse frente a su portada.
Una joven hace llorar a un cello, suena "El Cisne" de Saint-Saens, mientras Marie apoya la cabeza en Henry susurrándole: "Escucha cómo suenan los colores, cómo brillan las notas subiendo por las vidrieras, trepando por los arbotantes hasta Emmanuel , ella también quiere cantar cuando nos ve juntos, ¿lo sientes? es para nosotros, sólo para nosotros, la música, la luz, el tiempo... todo para nosotros".
==O==
La aguja araña el vinilo, el dolor vuelve cuando la música acaba... el mundo tendrá que esperar.
M.J.Robles
Marzo de 2012
"Escribimos como somos. Somos como vivimos. Vivimos como sentimos. Escribe lo que sientas y no sientas por lo que escribas"